jueves, 27 de noviembre de 2014

FENÓMENOS GASTRONÓMICOS



ENTRADA: RASGOS DE LA GASTRONOMÍA GLOBALIZADA
Martha Gabriela Bayardo Ramírez

El descubrimiento de América fue la antesala del proceso de construcción de una sociedad global; desde entonces ha sido prácticamente imposible la existencia de espacios cerrados o al margen de los demás. En el mundo se han creado distintas formas de sociedades económicas, culturales, políticas o de cualquier otra índole, con distintos grados de conocimiento y avances tecnológicos y científicos, pero nunca antes con los rasgos de las sociedades derivadas del capitalismo, con la característica particular de ser sociedades mundiales que no están constituidas por una política de Estado nacional que alcance a responder a las necesidades que emergen en la complejidad de la globalización.[1]
Uno de los tantos efectos de este proceso emanado del capitalismo, es que cuando una corriente cultural se vuelve icónica, se coloca por encima de las culturas originales o tradicionales pertenecientes a países con poco poder, alterando la conducta de la población en desventaja.[2]
En gastronomía, este fenómeno concede cierto nivel de “libertad” al poder contar con relativa facilidad con ingredientes, productos, utensilios y técnicas importados. Esto no necesariamente significa que en realidad se esté logrando una difusión funcional de esos elementos culturales, pues se desconocen su contexto, ámbito y razón de ser; en la actualidad, después de los movimientos gastronómicos como la nouvelle cuisine y los diferentes productos de elBulli, no hay lugar para la ingenuidad.[3]
Dibujar o nombrar lo que somos nos permitirá encontrar la mejor manera de enfrentarse a la falta de un gobierno mundial que facilite o regule el encuentro entre culturas con diferentes circunstancias, ya que estamos obligados a tomar decisiones activa o pasivamente al respecto de la aparición de elementos culturales novedosos de otras regiones del mundo.[4]
Como una manera de ejercitar la reflexión, ofrecemos en seguida un listado de diferentes posibles conductas ante el devenir de la globalización en la gastronomía.
·      Tropicalización; esto es, la capacidad de adecuar de manera creativa un elemento externo a una cultura. Para unos[5] este proceso revitaliza la cultura local sin que se sacrifiquen sus componentes esenciales, ya que se debería establecer de manera responsable y consciente bajo cuáles condiciones se realizaría esa adaptación. Debe señalarse que para ejecutar tal virtud se habría de tener claridad de quién se es, cómo se es y a través de qué se es, y esto implica un nivel de desarrollo humano[6] propiciado por cada gobierno local y sus diferentes sistemas.
En términos gastronómicos y con los razonamientos anteriores, se puede afirmar que para lograr crear un proceso de revitalización de nuestra gastronomía es necesario tener una definición clara con respecto a una ontología gastronómica, pues ésta permitiría establecer de verdad la adopción de los elementos que afirman el bien que pretendemos construir.
·      Pastiche; término utilizado en el ámbito de las artes para referirse a la práctica de hacer imitaciones de calidad de obras de arte consagradas. El pastiche también puede referirse a una forma de parodia; cabe señalar que para cualquiera de estos usos se debería haber hecho anteriormente un análisis serio para lograr hacer una copia con calidad o para hacer una recomposición de los elementos y proponer una nueva reorganización de éstos.
La copia es una forma de reproducción de un modelo que nos ha influenciado, lo que implica construir un conocimiento profundo para establecer los patrones que expresan la postura personal del gastrónomo; seguir a otros en sus aciertos es lo que ha permitido la supervivencia hasta nuestros días, por lo cual no hay nada desdeñable si se hace de forma asumida y responsable.
La condición aquí es realizar una copia, reproduciendo una forma porque se cree en el contenido y, finalmente, con el dominio de las habilidades necesarias para la reproducción de la forma que expresa también el contenido en el cual se cree.
·       Introyección; es un término del área de la psicología para referirse a uno de los mecanismos de relación de las personas con su entorno. El aspecto disfuncional o inmaduro de la introyección es cuando se reproducen actitudes, acciones e ideas de forma inconsciente, y por ello irresponsablemente, porque no hay una intención clara que dirija las acciones de las personas, pues si se introyecta se dice que la persona se “tragó” la información del medio sin elaborar ningún tipo de análisis, lo cree solamente porque lo dice alguien que representa autoridad. Por ejemplo, adoptar tendencias gastronómicas sin emprender un estudio de las implicaciones que tendrán esas acciones.
Evidentemente, se puede introyectar todo aquello que esté de moda y pasar de una a otra sin tener una postura clara ante ellas, como colocar flores, brotes, espumas o esferas en los platos sin saber qué es lo que se pretende afirmar con esos elementos.
La mejor forma de lograr madurar o consolidar una postura personal ante determinados aspectos es salirse de la introyección, cuestionando hasta nuestra propia postura personal, y eso se consigue únicamente por medio de la conciencia y la toma de decisión.
Pareciera que hoy más que nunca se requiere tomar una postura activa, responsable y consciente para determinar qué tipo de actor se quiere ser en la gastronomía. La globalización es una realidad con efectos irreversibles, y la falta de postura ante este fenómeno sería lo más lamentable.
Hay mucho en juego y se necesitan actores conscientes, capaces de ejercer consistentemente y con responsabilidad en tanto usufructuarios de un legado que hoy más que nunca requerimos para enfrentar el deterioro de la calidad de vida y de nuestro planeta.
El problema de la globalización se tendrá que revisar bajo otras premisas, lo cual significa que el tema no está concluido y quizás no estemos en los tiempos adecuados para nombrar realmente los hechos que todavía no somos capaces de percibir, pero es indispensable hacer por lo menos un intento de nombrar lo que sí somos capaces de observar.
Continúa en https://ungranodefrijolymaiz.blogspot.com/2014/11/

Fuente electrónica
Datosmacro.com, “Mejora el Índice de desarrollo humano en México”, Datosmacro.com, en <http://www.datosmacro.com/idh/mexico>, (28-05-2014).

Citanos: 
Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “Rasgos de la gastronomía globalizada”, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2014, < http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>    


[1] Esta característica se revela de manera palpable a través de los graves niveles de desigualdad de diferente naturaleza entre los 194 países del mundo. Las tensiones de los diferentes tipos de relaciones entre los “socios” del mercado globalizado son complejas y hoy sus consecuencias se dejan ver en cada rincón del mundo.
[2] Existen riesgos de pérdidas o deterioro reales de las culturas más vulnerables si el consumo de los productos locales o tradicionales dejan de efectuarse, ya que su empleo consciente es la mejor manera de resguardo que existe. Las culturas icónicas finalmente son sostenidas sobre todo por una economía poderosa, creando patrones estandarizados en contextos distintos a los de la gestación de esas culturas, creando una especie de dinámica que puede llevar a rivalizar lo local con lo global o a empalidecer la creación de un terruño, si es que no se tiene conocimiento real de su tradición.
Las prácticas de una cultura icónica ante las culturas vulnerables se basa en la propagación de las novedades, sin considerar el significado y el contexto que le da valor a esas prácticas.
[3] Se debe asumir que tenemos una obligación ontológica —determinar en primera instancia ¿qué somos? ¿cómo somos? Y ¿a través de qué nos expresamos?— para aquellos que nos reconocemos como herederos de una tradición viva, ante el imparable flujo de la globalización.
[4] Se podrá pensar que a este tipo de fenómenos ya se habían enfrentado las diferentes culturas del mundo, y esto es verdad, pero nunca antes se habían contrapuesto poderes y dominios con tantas diferencias de niveles de oportunidades en todos los sentidos.
[5] Para otros el proceso de tropicalización es más una forma de banalizar los componentes de un sistema, pero para el presente se dejará el enunciado desde sus aspectos positivos, dado que posteriormente se definirán otras estrategias que buscan la adaptación frente a la globalización de la cultura gastronómica que no han sido funcionales hasta el momento bajo otro concepto.
[6] Actualmente el Índice de Desarrollo Humano (IDH) se mide a partir de los factores como la longevidad de las personas, su educación y el nivel de ingreso necesario para llevar una vida digna. No es factible hacer una medición del desarrollo de conciencia de la población en términos de su crecimiento personal pues esto deriva en diferentes estratos de la calidad de vida; pero en términos del “ranking de desarrollo humano (IDH) México se encuentra en el puesto 56.” Datosmacro.com, “Mejora el Índice de desarrollo humano en México”.

viernes, 14 de noviembre de 2014

EL HOMBRE Y LA COMIDA



UNA VERTIENTE DE LA RELACIÓN DEL SER HUMANO CON LOS ALIMENTOS
Martha Gabriela Bayardo Ramírez

El mamífero que modificó y continúa modificando de manera significativa su relación con los alimentos es, obviamente, el ser humano. Se puede llegar a afirmar que hasta la llegada de la llamada fast food las diferentes formas que caracterizan la relación entre los humanos y los alimentos eran un signo de la evolución. Muestra de esto son los diferentes tipos de protocolos y de servicio que se han consolidado para cada ámbito, siendo el más novedoso el que se practicó en el restaurante elBulli, aunque desafortunadamente también la relación alimento-ser humano se ha modificado de manera disfuncional, ya que se observan factores que inciden de manera sustancial y preocupantes en términos de reportes de salud pública en nuestro país.
Sin pretender llegar a conclusiones, se proponen en el presente algunos patrones que permiten hacer una reflexión sobre posibles elementos que están cambiando de manera sustancial la relación del ser humano y los alimentos.
De manera básica se puede afirmar que la naturaleza del organismo es establecer relación con el ambiente, ya que de esta forma el organismo garantiza su supervivencia por medio de mensajes subjetivos y objetivos experimentados a través de la percepción llamados sensaciones, emociones y sentimientos, los cuales revelan las necesidades de ese organismo.
En la actualidad uno de los medios de comunicación menos conocidos y aprendidos es el sistema de nuestro propio cuerpo. El tema es complejo y tiene diferentes vertientes según los enfoques de las diferentes escuelas o modelos de la psicología, pero se puede crear una propuesta que sirva como base de análisis del tema que tratamos.
Queda claro, en principio, que el organismo es la frontera de contacto entre el mundo interno y el medio ambiente del ser humano, y que es gracias al mensaje de las sensaciones, las emociones y los sentimientos, así como a su contenido energético como el hombre entra en relación con el medio y logra satisfacer sus necesidades. Asimismo, existen diferentes clasificaciones de las necesidades, las cuales, en términos generales, pueden agruparse en las siguientes categorías:
· Necesidades auténticas: estas necesidades tienen como característica principal que son generadas por el cuerpo y no por el pensamiento o por el capricho. Esto significa que la necesidad es real; su manifestación es la expresión del organismo, básicamente a través de sensaciones. Otra característica es que su satisfacción es factible, y que si ésta no se logra satisfacer existe el riesgo real de perder el equilibrio del organismo y hasta su supervivencia.
· Necesidades introyectadas o neuróticas: estas necesidades, a grandes rasgos, tienen como características principales que su aparente satisfacción pone en riesgo el bienestar del organismo. Estas necesidades no se perciben por medio de sensaciones, más bien son necesidades que se piensan, y es muy factible que no haya nunca una satisfacción real saludable y que los satisfactores pueden ser desde caprichos o modas, y cuando no se poseen los medios para adquirir esos satisfactores se inicia un proceso disfuncional y complejo en la relación de la persona con su entorno.
Las necesidades se pueden clasificar bajo otras lógicas, de acuerdo con la teoría de Abraham Maslow, se observa a grandes rasgos, existen necesidades que garantizan la supervivencia y otras el desarrollo humano, como afirma en su teoría de la autorrealización.
A continuación se propone un tipo de ciclo llamado Continuum de la alimentación —desde una perspectiva funcional— en donde se observan los siguientes estratos en esa relación:
1.     Estado de “reposo” en el organismo; se caracteriza por un estado de relajación o concentración. Es factible percibir un estado de bienestar o de ausencia de hambre o de sed.
2.    Estado deficitario o de necesidad; es cuando se percibe la sensación física de hambre o sed, sin que la sensación llegue a perturbar la concentración.
3.    Toma de conciencia; es cuando la persona se vuelve consciente y le pone nombre a la sensación del hambre. Hay una significación de ese elemento subjetivo.
4.   Movilización de energía; es cuando la persona reúne la tensión energética acorde con la demanda que corresponderá a la acción de buscar alimento para satisfacer su hambre o sed.
5.    Inicio del contacto con el satisfactor; es la fase donde el individuo se mueve para dirigir su energía hacia la búsqueda concreta del alimento o bebida hasta que la necesidad se satisfaga en todas sus dimensiones.
6.   Postcontacto con el satisfactor; se refiere a dejar de hacer la acción concreta que satisface el hambre una vez que se ha cubierto el déficit que inició el proceso.
Evidentemente, el Continuum de la alimentación funcional se ha trastocado por múltiples factores; uno de ellos es que existe una cultura que nos lleva a una relación ausente de la conciencia de la persona en términos de la percepción de sus sensaciones.
Es evidente que no comemos sólo por hambre, y desafortunadamente no todos los motivos son funcionales; una forma irresponsable es culpar al ambiente y a los satisfactores de nuestra propia autodestrucción.
Los alimentos con alto nivel de aporte calórico y baja calidad nutrimental se producen porque se consumen de manera masiva y en cantidades que no tienen que ver con la satisfacción de las necesidades auténticas o reales del organismo: el hambre y la sed.
También se puede afirmar que cuando se tienen pautas poco funcionales en la relación con el alimento o la bebida, específicamente en el problema del sobrepeso o del alcoholismo, por alguna razón la etapa del postcontacto con el satisfactor del continuum de la alimentación no es aceptada por la persona; esto transgrede la autorregulación organísmica y funcional del organismo, lo cual requerirá posteriormente de mayores factores para recuperar el sentido funcional de su autorregulación.
Es obvio que uno de los factores sustanciales para apoyar la formación de un continuum de la alimentación funcional es la decisión del uso de nuestra tradición. Por desgracia conocemos poco de los platillos tradicionales mexicanos y de sus usos; confundimos permanentemente este término con los llamados antojitos mexicanos y, sobre todo, no nos detenemos en el consumo de alimentos cuando nuestro organismo nos envía la señal de satisfacción; al transgredir ese mensaje obligamos a nuestro cuerpo a aprender a pasar por alto un mensaje tan importante.
Siempre han existido personas con sobrepeso en México, pero ni en los tiempos de la creación de la cocina y la dulcería tradicional mexicana se tenían los problemas de salud pública actual con toda la complejidad que hoy se registra.
Requerimos que los gastrónomos comiencen a crear patrones funcionales que modelen una una nueva dirección a la relación entre el ser humano y los alimentos. Los gastrónomos podríamos comenzar a crear las bases de una gastronomía pública para atender ese problema.
La ausencia de nuestro gremio en la solución de un problema tan grave es contundente, pues ni los psicólogos, ni los nutriólogos y ni los médicos han logrado frenar esa epidemia y nosotors no estamos contribuyendo de manera funcional con los esfuerzos hechos hasta ahora ¿Cuánto tiempo más vamos a tardarnos para dar respuesta y justificar nuestra profesión ante la sociedad, más allá de pertenecer a un sector significativo para la economía de nuestro país?

Citanos: Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “Una vertiente de la relación del ser humano con los alimentos”, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2014, < http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>