UNA VERTIENTE DE LA RELACIÓN DEL SER
HUMANO CON LOS ALIMENTOS
Martha
Gabriela Bayardo Ramírez
El
mamífero que modificó y continúa modificando de manera significativa su
relación con los alimentos es, obviamente, el ser humano. Se puede llegar a
afirmar que hasta la llegada de la llamada fast
food las diferentes formas que caracterizan la relación entre los humanos y
los alimentos eran un signo de la evolución. Muestra de esto son los diferentes
tipos de protocolos y de servicio que se han consolidado para cada ámbito,
siendo el más novedoso el que se practicó en el restaurante elBulli, aunque
desafortunadamente también la relación alimento-ser humano se ha modificado de
manera disfuncional, ya que se observan factores que inciden de manera
sustancial y preocupantes en términos de reportes de salud pública en nuestro
país.
Sin
pretender llegar a conclusiones, se proponen en el presente algunos patrones
que permiten hacer una reflexión sobre posibles elementos que están cambiando
de manera sustancial la relación del ser humano y los alimentos.
De
manera básica se puede afirmar que la naturaleza del organismo es establecer
relación con el ambiente, ya que de esta forma el organismo garantiza su
supervivencia por medio de mensajes subjetivos y objetivos experimentados a través de la percepción llamados sensaciones, emociones
y sentimientos, los cuales revelan las necesidades de ese organismo.
En
la actualidad uno de los medios de comunicación menos conocidos y aprendidos es
el sistema de nuestro propio cuerpo. El tema es complejo y tiene diferentes
vertientes según los enfoques de las diferentes escuelas o modelos de la
psicología, pero se puede crear una propuesta que sirva como base de análisis del
tema que tratamos.
Queda
claro, en principio, que el organismo es la frontera de contacto entre el mundo
interno y el medio ambiente del ser humano, y que es gracias al mensaje de las
sensaciones, las emociones y los sentimientos, así como a su contenido
energético como el hombre entra en relación con el medio y logra satisfacer sus
necesidades. Asimismo,
existen diferentes clasificaciones de las necesidades, las cuales, en términos
generales, pueden agruparse en las siguientes categorías:
·
Necesidades auténticas: estas necesidades
tienen como característica principal que son generadas por el cuerpo y no por el
pensamiento o por el capricho. Esto significa que la necesidad es real; su
manifestación es la expresión del organismo, básicamente a través de sensaciones.
Otra característica es que su satisfacción es factible, y que si ésta no se
logra satisfacer existe el riesgo real de perder el equilibrio del organismo y hasta
su supervivencia.
·
Necesidades introyectadas o neuróticas: estas
necesidades, a grandes rasgos, tienen como características principales que su
aparente satisfacción pone en riesgo el bienestar del organismo. Estas
necesidades no se perciben por medio de sensaciones, más bien son necesidades
que se piensan, y es muy factible que no haya nunca una satisfacción real
saludable y que los satisfactores pueden ser desde caprichos o modas, y cuando
no se poseen los medios para adquirir esos satisfactores se inicia un proceso
disfuncional y complejo en la relación de la persona con su entorno.
Las
necesidades se pueden clasificar bajo otras lógicas, de acuerdo con la teoría
de Abraham Maslow, se observa a grandes rasgos, existen necesidades que
garantizan la supervivencia y otras el desarrollo humano, como afirma en su
teoría de la autorrealización.
A
continuación se propone un tipo de ciclo llamado Continuum de la alimentación —desde una perspectiva funcional— en
donde se observan los siguientes estratos en esa relación:
1.
Estado de “reposo” en el organismo; se
caracteriza por un estado de relajación o concentración. Es factible percibir
un estado de bienestar o de ausencia de hambre o de sed.
2.
Estado deficitario o de necesidad; es cuando
se percibe la sensación física de hambre o sed, sin que la sensación llegue a
perturbar la concentración.
3.
Toma de conciencia; es cuando la persona se vuelve
consciente y le pone nombre a la sensación del hambre. Hay una significación de
ese elemento subjetivo.
4.
Movilización de energía; es cuando la persona
reúne la tensión energética acorde con la demanda que corresponderá a la acción
de buscar alimento para satisfacer su hambre o sed.
5.
Inicio del contacto con el satisfactor; es la
fase donde el individuo se mueve para dirigir su energía hacia la búsqueda
concreta del alimento o bebida hasta que la necesidad se satisfaga en todas sus
dimensiones.
6.
Postcontacto con el satisfactor; se refiere a
dejar de hacer la acción concreta que satisface el hambre una vez que se ha
cubierto el déficit que inició el proceso.
Evidentemente, el Continuum de la alimentación funcional se ha trastocado por múltiples factores;
uno de ellos es que existe una cultura que nos lleva a una relación ausente de
la conciencia de la persona en términos de la percepción de sus sensaciones.
Es evidente que no comemos sólo
por hambre, y desafortunadamente no todos los motivos son funcionales;
una forma irresponsable es culpar al
ambiente y a los satisfactores de nuestra propia autodestrucción.
Los alimentos con alto nivel
de aporte calórico y baja calidad nutrimental se producen porque se consumen de
manera masiva y en cantidades que no tienen que ver con la satisfacción de las
necesidades auténticas o reales del organismo: el hambre y la sed.
También se puede afirmar que
cuando se tienen pautas poco funcionales en la relación con el alimento o la bebida,
específicamente en el problema del sobrepeso o del alcoholismo, por alguna
razón la etapa del postcontacto con el satisfactor del continuum de la alimentación no es aceptada por la persona; esto transgrede
la autorregulación organísmica y funcional del organismo, lo cual requerirá
posteriormente de mayores factores para recuperar el sentido funcional de su autorregulación.
Es obvio que uno de los
factores sustanciales para apoyar la formación de un continuum de la alimentación funcional es la decisión del uso de
nuestra tradición. Por desgracia conocemos poco
de los platillos tradicionales mexicanos y de sus usos; confundimos
permanentemente este término con los llamados antojitos mexicanos y, sobre
todo, no nos detenemos en el consumo de alimentos cuando nuestro organismo nos envía
la señal de satisfacción; al transgredir ese mensaje obligamos a nuestro cuerpo
a aprender a pasar por alto un mensaje tan importante.
Siempre han existido
personas con sobrepeso en México, pero ni en los tiempos de la creación de la
cocina y la dulcería tradicional mexicana se tenían los problemas de salud
pública actual con toda la complejidad que hoy se registra.
Requerimos que los
gastrónomos comiencen a crear patrones funcionales que modelen una una nueva dirección
a la relación entre el ser humano y los alimentos. Los gastrónomos podríamos comenzar
a crear las bases de una gastronomía pública para atender ese problema.
La ausencia de nuestro
gremio en la solución de un problema tan grave es contundente, pues ni los
psicólogos, ni los nutriólogos y ni los médicos han logrado frenar esa epidemia y nosotors no estamos contribuyendo de manera funcional con los esfuerzos hechos hasta ahora ¿Cuánto tiempo
más vamos a tardarnos para dar respuesta y justificar nuestra profesión ante la
sociedad, más allá de pertenecer a un sector significativo para la economía de
nuestro país?
Citanos: Bayardo Ramírez,
Martha Gabriela, “Una vertiente de la relación del ser humano con los alimentos”, Sobre los
fogones de México, Distrito Federal, 2014, <
http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>
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