sábado, 12 de diciembre de 2015

BASES DE LA CULINARIA INDÍGENA DE MÉXICO



PARTE II: ALGUNOS DATOS QUE SON PARTE DE LAS BASES DE LA GASTRONOMÍA MEXICANA
Martha Gabriela Bayardo Ramírez

Continua: Algunos registros culinarios indígena de México
Es importante destacar que los datos de mayor precisión del legado culinario indígena marca rasgos generales como lo es la frugalidad[1] de la dieta, de hecho existen afirmaciones por antropólogos, según los resultados de los estudios hechos a restos óseos de la población de época prehispánica, sobre la dieta vegana que se practicaba en las diferentes culturas de México de dicha época.
La identificación de ingredientes principales como la triada alimentaria –maíz, frijol y chile[2]-,  el uso de técnicas únicas en el mundo como es el caso de la nixtamalización ya sea para producir alimentos sólidos o como bebidas alcohólicas.
Entre las bebidas con grado alcohólico de agave actualmente se debate la hipótesis de la práctica de la destilación para la producción del mezcal antes de la conquista,[3] aunque la bebida alcohólica denominada por antonomasia de origen prehispánico -dado su nivel de registro histórico- es el pulque, como también el agua miel, el téjate o la gran diversidad de bebidas de frutos como el colonche y chicha o bebidas de cortezas como el balché o bebidas de tallo como el peyote que era de uso exclusivo de actos rituales.
También se puede sumar a la lista de bebidas la producción de las no alcohólicas y frías como la lechuguilla o la gran diversidad de bebidas a base de maíz como el tejuino, o también bebidas calientes como los diferentes tipos de atoles y el chocolate en agua ya fuera con mezcla de especies diversas, endulzado con miel de abeja, de la caña de maíz o de maguey -desafortunadamente existe una tendencia al desuso de las bebidas tradicionales de origen prehispánico en México-.
Entre las técnicas culinarias utilizadas para la cocción como son al pibil, al vapor, con piedras, el tatemado, la cocción en rescoldos, a las brasas, hervido, - el uso de la grasa como método de cocción no figura-; el uso de productos específicos de la región como son la gran diversidad de insectos,[4] vincular lo sagrado con la vida cotidiana y nombrar espacios específicos a partir de su principal bondad culinaria, por ejemplo Chapultepec (Cerro de los Chapulines) –lugar donde los aztecas vivieron antes de ver la señal prometida en el lugar donde había enterrado el corazón de Copil, mago  sobrino de Huitzilopochtli- o Atzcapotzalco (lugar de las hormigas),[5] también se puede reconocer la gran diversidad del pan[6] americano: la tortillas –su calidad era uno de los referentes para poder distinguir los rasgos o características de una buena cocinera o de una mala cocinera[7], la gran diversidad de salsas y moles que hasta ahora no ha sido posible su cuantificación y clasificación dada la diversidad de estas preparaciones.
Por otro lado, uno de los rasgos de esta cocina era el hecho de estar íntimamente relacionada con diferentes aspectos de la organización social como aspectos que definían en su caso a la idiosincrasia azteca en términos de su ideología, el primer elemento que parece significativo es que quién cocinaba en un hogar era las herederas de la que según Sahagún fue la primera mujer que comenzó hacer pan (tortilla) y otros manjares y guisados: Chicomecóatl.[8]     
Se sabe a través de Sahagún, que la presencia del hombre en la cocina no figura, pero al igual que en otras culturas el hombre se apropia de la alta cocina al preparar al lado de su mujer el alimento sagrado protagónico: la carne humana[9] en la cultura azteca.
El señor de ellos iba guiándolos y todo estos subían al cu[10] con báculos compuestos con plumas ricas, y si el señor del banquete o de la fiesta tenía mujer, subía también junto con su marido, delante de los esclavos al cu, y llevaban sendos báculos compuestos con pluma de quetzales […] ya muertos [los esclavos] y llevánlos a su casa, yéndose con los dichos señores de la fiesta; y en llegando los mismos aderezaban el cuerpo, que llamaban tlaaltilli, y cocianle.
Primero cocían maíz, que había de dar juntamente con la carne, y de carne daban poca sobre el maíz puesta, ningún chile se mezclaba con la cocina ni con la carne, solamente sal; comían esta carne los que hacían el banquete y sus parientes.[11]

Este tipo de alimentos considerados como sagrados no eran de consumo ordinario, no se basaba su dieta diaria en este tipo de carne, por otro lado, se sabe que no todas las culturas mesoamericanas compartían este uso religioso, ya que una de las diferencias entre los aztecas y los mayas es justamente la abstinencia del pueblo mayo para este consumo, al igual que el pueblo Inca que fueron en América los únicos que domesticaron animales de carga (la llama y la alpaca), desarrollando técnicas culinarias como el secado o salado de carne. Esta carne era justamente la ofrecida a los dioses por el pueblo incaico.
Pero, volviendo con los pueblos indígenas de México, se puede afirmar que la culinaria para el pueblo era frugal y basada en el maíz en donde las técnicas culinarias de triturar tienen una relación directa con sus utensilios como el metate y el molcajete.
Con respecto a la cocina aristocrática, se puede observar la importancia de la preparación del cacao espumado como una parte significativa del protocolo gastronómico, otro elemento culinario de este nivel social, es la diversidad de diferentes tortillas preparadas para cada uno de los eventos específicos, ya fueran como parte de la vida cotidiana de los tlatoanis o en los diferentes momentos de la vida comunitaria en términos religiosos y sociales o en protocolos políticos.
Cada uno de estos ámbitos tenía una forma de tortilla específica, según los registros realizados por Sahagún[12], por tal, es sencillo suponer que habría diferentes técnicas, utensilios y formas específicas de servirlas, consumirlas y utilizarlas como “cubierto comestible,” también cabe mencionar que cada una de estas diferentes tortillas prehispánica  tenía sus nombres específicos.
Tampoco, se puede dejar de mencionar la importancia de los frijoles que dio como resultado una importante combinación nutrimental: cereal y leguminosa en la que se basó el éxito de la dieta americana.
Con respecto a los utensilios culinarios los elementos que más sobre salen son los elaborados por piedra volcánica (basalto) y barro y en lo gastronómico los utensilios para la alcurnia azteca son elementos que también enmarcan el poderío de cada personaje que los utiliza, ya que a los procesos simbólicos de preparación de los alimentos, también se agrega la de los utensilios: el tubo para fumar tabaco o la xicalli para beber cacao espumado, los utensilios de índole gastronómico en la cultura azteca al igual que en otras “son intermediarios entre el sujeto y su cuerpo, al presente ‘naturalizado’, o entre el sujeto y el mundo físico,”[13] como también, la extensión del rango del personaje que lo posee y que indudablemente esta gastronomía llena bastos significados podría hablarse de un desarrollo del arte de comer[14] que finalmente refleja la complejidad y el nivel de desarrollo de esta cultura mesoamericana.
Los aspectos mencionados anteriormente, son tan sólo alguno de los tantos que están inmersos en la cocina indígena mexicana, quedando varios puntos por considerar en el presente, según toda la información revisada para el presente texto.

Cocina indígena actual
Inicialmente se debe destacar la importancia que tienen los registros culinarios de la cocina indígena mexicana, a través de los sesenta y tres recetarios de la culinaria indígenas y popular, realizados por la Dirección General de Culturas Populares de CONACULTA, en donde destacan diferentes ingredientes oriundos como de temporada, como también ingredientes que no lo son, como: los berros, la cebolla, el ajo, diferentes grasas como la aceite y el manteca, entre otros.
Cabe destacar la diversidad de ingredientes desconocidos en términos de la cultura popular y general, los métodos y utensilios de cocción continúan siendo los tradicionales en Mesoamérica.
Por último cabe señalar que las características anteriores no representan el contexto de lo que pudo haber sido la mesa de Moctezuma o cualquier otro tlatoani.      
De manera general se puede afirmar que en América la vida cotidiana como extracotidiana, tiene una relación constante y directa de los alimentos con el rito de orden espiritual y el orden social en donde al parecer la frugalidad es el rasgo genérico de esta culinaria.
Según lo observado, se pude concluir que la ignorancia y la costumbre (que decanta al hacia actitudes de desamor) juegan un papel importante en la pérdida de esta tradición culinaria.
            Por otra parte, se puede afirmar que con la conquista española se perdió la triada: naturaleza-dios-hombre a través de sus alimentos protagónicos. Esto significa que los productos perdieron su significado:
ALIMENTOS Y SU VÍNCULO SIMBÓLICO
· Maíz como comida y bebida tanto en la vida ordinaria como en la ritual. Este elemento es la figura protagónica de traída culinaria mesoamericana.
· El maguey como comida y bebida –entre otros tantos usos-. Cocido como parte de la vida cotidiana y como bebida dentro de las normas sociales, espirituales y políticas.
· La calabaza como cocina ordinaria, considerada como parte de la triada mesoamericana.
·  El chile como comida, condimento y elemento de ayuno al suprimir su consumo. Este es otro elemento que faltaría integrar a la triada culinaria de Mesoamérica.
· El frijol como elemento importante en para la obtención de aminoácidos.
· El amaranto, como parte del alimento ordinario y ritual al ser la materia prima que encarna a los dioses.
· El cacao como bebida y moneda que denota en cualquiera de sus formas poder.
 
Finalmente, la cocina prehispánica no está considerada como una cocina gourmet, más bien está asociado a la comida de pobres por la misma población mexicana; aunque actualmente existe un interés particular por las nuevas generaciones de cocineros y gastrónomos a integrar ingredientes de consumo no popular, esta práctica quizás está asociada a destacar el nivel de conocimiento del chef que figura en ciertos restaurantes.
Continuará…  

Cítanos: 
Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “Parte II: Algunos datos que son parte de las bases nativas de la gastronomía mexicana”, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2014, <http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>    

FUENTES
Bibliografía
Arizpe Schosser, Lourdes, El Patrimonio Cultural Inmaterial de México, ritos y festividades, Porrúa, Universidad Autónoma de México, Crim, 2010.
Buenrrostro, Marco, Barros, Cristina, La cocina prehispánica y colonial, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2001.
Coe, D, Sophie, Las primeras cocinas de América, Fondo de cultura Económica, México, 2004.
Cordón, Faustino, Cocinar hizo al hombre, España, Los cinco sentidos, 2009.
De Sahagún, Bernardino, Historia General de las Cosas de Nueva España, México, Porrúa, 2006.
García Rivas, Heriberto, Cocina prehispánica mexicana, México, Panorama, 2009.
Lévi- Strauss, Mitológicas lo crudo y lo cocido, México, Fondo de cultura económica, 2010.
Long, Janet, Conquista y comida, consecuencia de dos mundos, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2012.
López Austin, Alfredo et alius, Dioses del norte, dioses del sur, religiones y cosmovisión en Mesoamérica y los Andes, Distrito Federal, Era, 2010.
___________________ et alius, El pasado indígena, Fideicomiso Historia de las Américas, México, Fondo de cultura económica y el Colegio de México, 2000.
Vera Cortés, José Luis (compilador) et alius, Agua de las verdes matas tequila y mezcal, Conaculta, INAH, Artes de México y Tequila el Caballito cerrero, México, 2015.
Hemeroteca
Serie histórica de la arqueología en México I, Arqueología mexicana, México, Vol. IX, Bimestral, Núm. 52, 2001.
Cítanos:
Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “Parte II: Algunos datos que son parte de las bases nativas de la gastronomía mexicana”, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2015, < http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>




[1] “La frugalidad actualmente se comprende como el resultado de una percepción estética en el acto de la preparación; que se práctica actualmente con una forma específica de establecer la relación alimento-ser humano, Almudena la define a la frugalidad, como “[…] hija de la armonía entre las cantidades, los ingredientes y las técnicas, y sobre todo, la más importante consecuencia del buen hacer del profesional que está ante los fogones”. Villegas Becerril, Almudena, Saber del sabor, manual de cultura gastronómica, España, Almuzara, 2008, p. 171.
[2] Existen autores que no consideran al chile como el tercer alimento de la triada e integran a la calabaza.
[3] Vid, Vera Cortés, José Luis (compilador) et alius, Agua de las verdes matas, tequila y mezcal, Conaculta, INAH, Artes de México y Tequila el Caballito cerrero, México, 2015.
[4] “Necuázcatl era el término con que se referían a la hormiga de miel; poxi a la pupa de una mosca acuática; azcatlmolli (guisado de hormiga) para referirse a los escamoles. Más aún, existen nombres autóctonos que aún conservan algunas especies de insecto comestibles, como meoculli para el gusano blanco de maguey, chilocuile para el gusano rojo, cimitl para los jumiles, xamoe para el gusano de mezquite, pipioli para las abejas, etcétera los cuales aún perduran hasta nuestros días. Existen todavía técnicas de explotación de diversa especies de insectos comestibles como la cochinilla de la gran (Dactylopius coccus), los escamoles (Liometopum apiculatum) o el ahuajutle y/o azayacatl (hemípteros acuáticos de las familias Corixidae y Notonectidae) al igual que gran número de leyes en que intervienen insectos en los diversos códices.” Ramos-Elorduy, Julieta et alius, “El consumo de insectos entre los aztecas”, en Conquista y comida, consecuencia del encuentro de dos mundos, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2012, pp. 90-91. 
[5] Idem.
[6] El pan como la principal fuente de carbohidratos.
[7] Vid, Anexo III: Cuadros sinópticos de Aridoamérica, Oasisamérica y Mesoamérica, parte: cuadro de registro de diversos elementos gastronómicos del libro Las primeras cocinas de américa, en el apartado de los cocineros aztecas y sus menús, como también los productos mayas.
[8] De Sahagún, Bernardino, Historia General de las Cosas de Nueva España, México, Porrúa, 2006, p. 30.
[9] Según los registros realizados por Sahagún, se afirma que hubo mercaderes que realizaban banquetes costosos, y que en casos muy específicos se ofrendo carne humana de esclavos. Esto bajo el estricto protocolo religioso y político azteca. Cabe señalar que la importancia de los dioses prehispánicos aztecas estaban implicados en todos los ámbitos de la vida cotidiana como extracotidiana.  
[10] El cu son los templos destinados para cada uno de sus dioses.
[11] Sahagún, op., cit., 496.
[12] “Tan sólo la lista de las tortillas que cada día comían los señores se llamaban: “totonqui tlaxcalli tlacuelpacholli, quiere decir tortillas blancas y calientes, y dobladas compuestas en un chiquíhuite, y cubiertas con paño blanco.
Otras tortillas comían también cada día que se llamaba ueitlaxcalli, quiere decir tortillas grandes; éstas son muy blancas y muy delgadas y anchas y muy blandas.
Comían también otras tortillas que llaman quahtlaqualli; son muy blancas, y gruesas y grandes y ásperas; otra manera de tortilla comían que eran blancas, y otras algo pardillas, de muy buen comer, que llamaban tlaxcalpacholli; también comían unos panecillos no redondos, sino alargados tlaxcalmimilli; son rollizos y blancos y del largo de un palmo o poco menos.
Otra manera de tortillas comían, que llamaban tlacepoalli ilaxcalli, que eran hojaldradas, eran de delicado comer. Comían también tamales de muchas maneras”. Sahagún, op, cit., pp. 444-445.
[13] Lévi- Strauss, Mitológicas lo crudo y lo cocido, México, Fondo de cultura económica, 2010, p. 330.
[14] Cordón, Faustino, Cocinar hizo al hombre, España, Los cinco sentidos, 2009, p. 143.

lunes, 9 de noviembre de 2015

ORIGEN DE LA GASTRONOMÍA MEXICANA



PARTE I: ALGUNOS DATOS QUE SON PARTE DE LAS BASES NATIVAS DE LA GASTRONOMÍA MEXICANA
Martha Gabriela Bayardo Ramírez

Tras los indicios del tiempo de los primeros hombres americanos
Sea cualquiera la hipótesis certera sobre el origen del hombre americano, es indudable que estos primeros hombres construyeron las bases para que se generara la diversidad de culturas que caracterizan a nuestro continente.
Si nos centramos en la propuesta hipotética de Estrecho de Bering –la de mayor aceptación de los estudiosos en la materia-, resultan significativas “las evidencias más antiguas de México, está formada por los restos de 41 individuos.[1] Esta muestra abarca un periodo de más de 10 000 años, aunque todos presentan características físicas de grupo de filiación asiática, lo que refuerza las teorías sobre el origen asiático del hombre americano,[2]  pero también se asegura que estos hombres nómadas no trajeron consigo elementos culturales que se presuma propias de Asia, y que posteriormente hayan sido utilizadas para el desarrollo de las nuevas culturas que llegaran a germinar en América.
También se sabe que desde estos tiempos el hombre[3] ya tenía una incidencia importante en el medio ambiente en cuanto se refiere a la caza, estos cambios los registran los estudiosos en la transición del Pleistoceno al Holoceno.[4] Estas evidencias, seguramente proporcionan bases para idear o imaginar la posible apariencia de estos primeros hombres, que al recombinarse genética y culturalmente dieron como resultado las bases para constituir la América con su rica diversidad cultural.[5]
En términos generales para el estudio de los tiempos de la prehistoria según José Luis Lorenzo,[6] es importante ordenar el tiempo en periodos a partir de identificar sus características más comunes, y en términos de nuestra materia las etapas y características de las mismas son:
Etapas de estudio
·         Para el Pleistoceno se comprende por el Lítico y el Holoceno se divide en Protoneolítico y Mesoamérica.
·         El Lítico se subdivide en Arqueolítico y Cenolítico que se divide en Superior e Inferior.
·         El Holoceno, específicamente en Mesoamérica en Preclásico, Clásico y Posclásico.
Características de los hombres con respecto a las actividades de supervivencia
·         Del Arqueolítico: Recolectores-cazadores.
·         El Cenolítico Superior: Domesticación del Maíz.
·         El Protoneolítico: Recolectores-cazadores que cultivan plantas.
·         El Mesoaméricano en sus tres etapas: Agricultores sedentarios.

A grandes rasgos se sabe que en un “80% de nuestro pasado no se practicó el cultivo de las plantas”[7] -el establecimiento de un paradigma dentro de las incipientes culturas era más mesurado que hoy día- y durante este largo periodo hubo el tiempo suficiente para que de alguna manera, se diera un proceso de unificación con respecto a los medios o técnicas practicadas para la obtención de alimentos.
Por otro lado, los hallazgos ocurridos en cada una de estas etapas, no dejaron una evidencia o registro en términos históricos, pero sí lo hacen para el desarrollo evolutivo, dado que cada aportación de los primeros exploradores seguramente fue un aprendizaje importante en términos de la supervivencia de los seres humanos que les descendían y que pudieron avanzar en el aprendizaje de su medio, que en términos de nuestro interés, las culturas son posibles a medida de que puede practicarse la agricultura que inicia justo con la domesticación de las plantas, basado en la selección de las mejores semillas, para unificar y mejorar cosechas que terminarán repercutiendo en perfeccionar el gusto de la comida, dado que la domesticación –de plantas y animales- y la cocción van de la mano en nuestro estudio de los rasgos culinarios indígenas de México, en donde se deberá considerar la mayor cantidad de información posible de su extenso territorio, que en términos de estudio será Aridoamérica, Oasisamérica y Mesoamérica.[8] [9]
Continuará...

Cítanos: 
Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “Parte I: Algunos datos que son parte de las bases nativas de la gastronomía mexicana”, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2014, <http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>   

FUENTES
Bibliografía
Arizpe Schosser, Lourdes, El Patrimonio Cultural Inmaterial de México, ritos y festividades, Porrúa, Universidad Autónoma de México, Crim, 2010.
Buenrrostro, Marco y Barros, Cristina, La cocina prehispánica y colonial: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 2001.
Coe, D, Sophie, Las primeras cocinas de América: Fondo de cultura Económica, México, 2004.
De Sahagún, Bernardino, Historia General de las Cosas de Nueva España, Porrúa, México, 2006.
Frager, Robert y Fadiman, James, Teorías de la personalidad, 2da Edición, Alfaomega y Oxford, México, 2007.
Long, Janet, Conquista y comida, consecuencia de dos mundos, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2012.
López Austin, Alfredo y López Luján, Leonardo, El pasado indígena, Fideicomiso Historia de las Américas, Fondo de cultura económica y el Colegio de México, México, 2000.
López Austin, Alfredo y Millones, Luis, Dioses del norte, dioses del sur, religiones y cosmovisión en Mesoamérica y los Andes: Era, Distrito Federal, 2010.
Hemeroteca
Arqueología mexicana, El maíz catálogo visual, Edición especial, núm. 38, marzo 2011.
Artes de México, Deidades del panteón mexica del maíz, núm. 79, s.a.
Álvarez-Buylla Roces, Elena y Carreón García, Areli y Vicente Tello, Adelita, Haciendo Milpa, la protección de las semillas y la agricultura campesina, Universidad Autónoma de México, Primera impresión, 1 de agosto de 2011, México, 2011.
Cítanos:
Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “Parte I: Algunos datos que son parte de las bases nativas de la gastronomía mexicana”, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2015, < http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>


[1] “La evidencias de los pobladores más antiguos de México […] van desde una pieza dentaria, como el molar de la cueva de Los Grifos, en Ocozocouautl, Chiapas, y el de Tepexpan II [el individuo mide 1.70 m], en el Estado de México, hasta el esqueleto completo de Chimalhuacán Estado de México [. Se trata de 24 hallazgos, de los cuales han sido accidentales y 16 producto de la exploración; la mayoría de ellos pertenecen al centro de la República Mexicana. El primero de eso hallazgos fue el del Peñón I, en 1884, y el más reciente es el de Chimalhuacán, en 1985.” Serie histórica de la arqueología en México I, Arqueología mexicana, México, Vol. IX, Bimestral, Núm. 52, 2001, p. 47.
[2] Ibidem., p. 40.
[3] “Si bien se cuanta con pocos estudios de esta época prehistórica en México, si se cuenta con hallazgos hechos sobre los restos humanos que dan testimonio de la presencia de los primeros hombres de América, en sitios como el territorio en donde se encuentra la cuenca más grande de la geografía contemporánea de México, el  lago de Chapala y Zacoalco, Jalisco, la Cuenca de México y en San Luis Potosí”. Mirambell S., Lorena,  “Arqueolítico y Cenolítico Inferior (30000-7000 A.C.)”, Ibidem, p. 47.
[4] Polaco, Óscar J. et alius, “El ambiente durante el poblamiento de América”, Ibidem, p. 33.
[5] Un ejemplo de esto, son las evidencias de los hombres que se desplazaron hacia la península de la sierra de Baja California, teniendo como registro de esta presencia arte rupestre peninsular (Vid, Anexo VII: Pinturas del arte rupestre mexicano de San Francisco, pp. 53-54.) utilizando dos técnicas básicas: “el petroglifo o petrograbado y la pintura. La cueva La Pintada, en la sierra de San Francisco, tiene representaciones humanas y de animales, principalmente venados, berrendos y borregos cimarrones, aunque también hay fauna marina. En oposición a las actitudes dinámicas de los animales, las figuras humanas son estáticas. El arte rupestre del cerro Los Soldados, sitio con petroglifos que representan figuras humanas estilizadas, se localiza en una zona de malpaís, en las planicies desérticas aledañas a la vertiente austral de la sierra de San Francisco. En Baja California, las pinturas rupestres fueron plasmadas en el interior de cuevas poco profundas, lo cual, aunado a la excelente fórmula de la pintura, ha permitido que perduren hasta nuestros días. [Por otro lado], en ocasiones, los dardos o flechas clavados en los animales representados asumen valores simbólicos adicionales, como portadores de potencia o “espíritus asistentes”, en la Cueva La del Soldado, sierra de San Francisco, entre otras tantas como las de San Borjita o el de la Trinidad.” Gutiérrez Martínez, María de la Luz, ”Entre Desiertos, mares y montañas, el paisaje ritual de los antiguos californianos, Serie histórica de la arqueología en México I, op. cit., p.p. 59-61.
[6] López Austin, Alfredo et alius, El pasado indígena, Fideicomiso Historia de las Américas, México, Fondo de cultura económica y el Colegio de México, 2000,  p. 23.
[7] Ibidem, p. 19.
[8] Es importante comprender, por cuestión de estudio, la organización en la división que se propone con la intensión de integrar diversas características de diferentes étnicas, estos periodos comprenden El Preclásico Temprano (2500 a.C. - 1200 a.C.), El Preclásico Medio y Preclásico Tardío (1200 a.C. - 200 d.C.), El Clásico (200 d.C. - 900 d.C.), El Posclásico (900d.C - 1500 d.C.). Estos periodos son lo que están comprendidos por López Austin Alfredo y López Luján Leonardo y por otros estudiosos de la materia. López Austin, Alfredo et alius  Millones, Luis, Dioses del norte, dioses del sur, religiones y cosmovisión en Mesoamérica y los Andes, op. cit., p. 18.
[9] Vid, Anexo III: Cuadros sinópticos de Aridoamérica, Oasisamérica y Mesoamérica, p. 17.