lunes, 9 de noviembre de 2015

ORIGEN DE LA GASTRONOMÍA MEXICANA



PARTE I: ALGUNOS DATOS QUE SON PARTE DE LAS BASES NATIVAS DE LA GASTRONOMÍA MEXICANA
Martha Gabriela Bayardo Ramírez

Tras los indicios del tiempo de los primeros hombres americanos
Sea cualquiera la hipótesis certera sobre el origen del hombre americano, es indudable que estos primeros hombres construyeron las bases para que se generara la diversidad de culturas que caracterizan a nuestro continente.
Si nos centramos en la propuesta hipotética de Estrecho de Bering –la de mayor aceptación de los estudiosos en la materia-, resultan significativas “las evidencias más antiguas de México, está formada por los restos de 41 individuos.[1] Esta muestra abarca un periodo de más de 10 000 años, aunque todos presentan características físicas de grupo de filiación asiática, lo que refuerza las teorías sobre el origen asiático del hombre americano,[2]  pero también se asegura que estos hombres nómadas no trajeron consigo elementos culturales que se presuma propias de Asia, y que posteriormente hayan sido utilizadas para el desarrollo de las nuevas culturas que llegaran a germinar en América.
También se sabe que desde estos tiempos el hombre[3] ya tenía una incidencia importante en el medio ambiente en cuanto se refiere a la caza, estos cambios los registran los estudiosos en la transición del Pleistoceno al Holoceno.[4] Estas evidencias, seguramente proporcionan bases para idear o imaginar la posible apariencia de estos primeros hombres, que al recombinarse genética y culturalmente dieron como resultado las bases para constituir la América con su rica diversidad cultural.[5]
En términos generales para el estudio de los tiempos de la prehistoria según José Luis Lorenzo,[6] es importante ordenar el tiempo en periodos a partir de identificar sus características más comunes, y en términos de nuestra materia las etapas y características de las mismas son:
Etapas de estudio
·         Para el Pleistoceno se comprende por el Lítico y el Holoceno se divide en Protoneolítico y Mesoamérica.
·         El Lítico se subdivide en Arqueolítico y Cenolítico que se divide en Superior e Inferior.
·         El Holoceno, específicamente en Mesoamérica en Preclásico, Clásico y Posclásico.
Características de los hombres con respecto a las actividades de supervivencia
·         Del Arqueolítico: Recolectores-cazadores.
·         El Cenolítico Superior: Domesticación del Maíz.
·         El Protoneolítico: Recolectores-cazadores que cultivan plantas.
·         El Mesoaméricano en sus tres etapas: Agricultores sedentarios.

A grandes rasgos se sabe que en un “80% de nuestro pasado no se practicó el cultivo de las plantas”[7] -el establecimiento de un paradigma dentro de las incipientes culturas era más mesurado que hoy día- y durante este largo periodo hubo el tiempo suficiente para que de alguna manera, se diera un proceso de unificación con respecto a los medios o técnicas practicadas para la obtención de alimentos.
Por otro lado, los hallazgos ocurridos en cada una de estas etapas, no dejaron una evidencia o registro en términos históricos, pero sí lo hacen para el desarrollo evolutivo, dado que cada aportación de los primeros exploradores seguramente fue un aprendizaje importante en términos de la supervivencia de los seres humanos que les descendían y que pudieron avanzar en el aprendizaje de su medio, que en términos de nuestro interés, las culturas son posibles a medida de que puede practicarse la agricultura que inicia justo con la domesticación de las plantas, basado en la selección de las mejores semillas, para unificar y mejorar cosechas que terminarán repercutiendo en perfeccionar el gusto de la comida, dado que la domesticación –de plantas y animales- y la cocción van de la mano en nuestro estudio de los rasgos culinarios indígenas de México, en donde se deberá considerar la mayor cantidad de información posible de su extenso territorio, que en términos de estudio será Aridoamérica, Oasisamérica y Mesoamérica.[8] [9]
Continuará...

Cítanos: 
Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “Parte I: Algunos datos que son parte de las bases nativas de la gastronomía mexicana”, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2014, <http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>   

FUENTES
Bibliografía
Arizpe Schosser, Lourdes, El Patrimonio Cultural Inmaterial de México, ritos y festividades, Porrúa, Universidad Autónoma de México, Crim, 2010.
Buenrrostro, Marco y Barros, Cristina, La cocina prehispánica y colonial: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México, 2001.
Coe, D, Sophie, Las primeras cocinas de América: Fondo de cultura Económica, México, 2004.
De Sahagún, Bernardino, Historia General de las Cosas de Nueva España, Porrúa, México, 2006.
Frager, Robert y Fadiman, James, Teorías de la personalidad, 2da Edición, Alfaomega y Oxford, México, 2007.
Long, Janet, Conquista y comida, consecuencia de dos mundos, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2012.
López Austin, Alfredo y López Luján, Leonardo, El pasado indígena, Fideicomiso Historia de las Américas, Fondo de cultura económica y el Colegio de México, México, 2000.
López Austin, Alfredo y Millones, Luis, Dioses del norte, dioses del sur, religiones y cosmovisión en Mesoamérica y los Andes: Era, Distrito Federal, 2010.
Hemeroteca
Arqueología mexicana, El maíz catálogo visual, Edición especial, núm. 38, marzo 2011.
Artes de México, Deidades del panteón mexica del maíz, núm. 79, s.a.
Álvarez-Buylla Roces, Elena y Carreón García, Areli y Vicente Tello, Adelita, Haciendo Milpa, la protección de las semillas y la agricultura campesina, Universidad Autónoma de México, Primera impresión, 1 de agosto de 2011, México, 2011.
Cítanos:
Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “Parte I: Algunos datos que son parte de las bases nativas de la gastronomía mexicana”, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2015, < http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>


[1] “La evidencias de los pobladores más antiguos de México […] van desde una pieza dentaria, como el molar de la cueva de Los Grifos, en Ocozocouautl, Chiapas, y el de Tepexpan II [el individuo mide 1.70 m], en el Estado de México, hasta el esqueleto completo de Chimalhuacán Estado de México [. Se trata de 24 hallazgos, de los cuales han sido accidentales y 16 producto de la exploración; la mayoría de ellos pertenecen al centro de la República Mexicana. El primero de eso hallazgos fue el del Peñón I, en 1884, y el más reciente es el de Chimalhuacán, en 1985.” Serie histórica de la arqueología en México I, Arqueología mexicana, México, Vol. IX, Bimestral, Núm. 52, 2001, p. 47.
[2] Ibidem., p. 40.
[3] “Si bien se cuanta con pocos estudios de esta época prehistórica en México, si se cuenta con hallazgos hechos sobre los restos humanos que dan testimonio de la presencia de los primeros hombres de América, en sitios como el territorio en donde se encuentra la cuenca más grande de la geografía contemporánea de México, el  lago de Chapala y Zacoalco, Jalisco, la Cuenca de México y en San Luis Potosí”. Mirambell S., Lorena,  “Arqueolítico y Cenolítico Inferior (30000-7000 A.C.)”, Ibidem, p. 47.
[4] Polaco, Óscar J. et alius, “El ambiente durante el poblamiento de América”, Ibidem, p. 33.
[5] Un ejemplo de esto, son las evidencias de los hombres que se desplazaron hacia la península de la sierra de Baja California, teniendo como registro de esta presencia arte rupestre peninsular (Vid, Anexo VII: Pinturas del arte rupestre mexicano de San Francisco, pp. 53-54.) utilizando dos técnicas básicas: “el petroglifo o petrograbado y la pintura. La cueva La Pintada, en la sierra de San Francisco, tiene representaciones humanas y de animales, principalmente venados, berrendos y borregos cimarrones, aunque también hay fauna marina. En oposición a las actitudes dinámicas de los animales, las figuras humanas son estáticas. El arte rupestre del cerro Los Soldados, sitio con petroglifos que representan figuras humanas estilizadas, se localiza en una zona de malpaís, en las planicies desérticas aledañas a la vertiente austral de la sierra de San Francisco. En Baja California, las pinturas rupestres fueron plasmadas en el interior de cuevas poco profundas, lo cual, aunado a la excelente fórmula de la pintura, ha permitido que perduren hasta nuestros días. [Por otro lado], en ocasiones, los dardos o flechas clavados en los animales representados asumen valores simbólicos adicionales, como portadores de potencia o “espíritus asistentes”, en la Cueva La del Soldado, sierra de San Francisco, entre otras tantas como las de San Borjita o el de la Trinidad.” Gutiérrez Martínez, María de la Luz, ”Entre Desiertos, mares y montañas, el paisaje ritual de los antiguos californianos, Serie histórica de la arqueología en México I, op. cit., p.p. 59-61.
[6] López Austin, Alfredo et alius, El pasado indígena, Fideicomiso Historia de las Américas, México, Fondo de cultura económica y el Colegio de México, 2000,  p. 23.
[7] Ibidem, p. 19.
[8] Es importante comprender, por cuestión de estudio, la organización en la división que se propone con la intensión de integrar diversas características de diferentes étnicas, estos periodos comprenden El Preclásico Temprano (2500 a.C. - 1200 a.C.), El Preclásico Medio y Preclásico Tardío (1200 a.C. - 200 d.C.), El Clásico (200 d.C. - 900 d.C.), El Posclásico (900d.C - 1500 d.C.). Estos periodos son lo que están comprendidos por López Austin Alfredo y López Luján Leonardo y por otros estudiosos de la materia. López Austin, Alfredo et alius  Millones, Luis, Dioses del norte, dioses del sur, religiones y cosmovisión en Mesoamérica y los Andes, op. cit., p. 18.
[9] Vid, Anexo III: Cuadros sinópticos de Aridoamérica, Oasisamérica y Mesoamérica, p. 17.