jueves, 27 de febrero de 2014

ELEMENTOS DE GASTRONOMÍA MEXICANA

I PARTE: ALGUNOS ELEMENTOS CONCEPTUALES DE LA GASTRONOMÍA MEXICANA

Martha Gabriela Bayardo Ramírez

La vastedad del territorio mexicano, su historia y la gran variedad de culturas originarias, entre otros muchos aspectos, dificultan la posibilidad de aprehender la gastronomía mexicana en su totalidad, por lo cual para el presente ensayo se establecerán tres clasificaciones específicas como partes multifactoriales que deben considerarse en la definición de la gastronomía mexicana, presentada a continuación:
Uno de los recursos de la gastronomía mexicana -cocina michoacana-, es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO y ésta es la síntesis de un conjunto de actividades multiculturales que ocurren al establecer conocimientos que dan por resultado un contenido simbólico que guía la conducta humana tanto al preparar, consumir y compartir los platillos y bebidas tradicionales con influencias asentadas en hechos históricos, como en usos y costumbres vigentes, propios de la identidad oriunda, ya sea de manera popular, regional, nacional y gourmet de los 31 estados y su capital.
En seguida se presenta un esquema que integra algunas de las influencias de la gastronomía mexicana que nos permitirán desarrollar las características generales de las tres clasificaciones que conforman la definición anterior.

Esquema de épocas gastronómicas que influyen en la concepción actual de la gastronomía mexicana

Primera clasificación de características generales
La primera clasificación se basa en la consideración de las influencias gastronómicas que decantan los influjos culturales de una época histórica, en particular antes y después de la conquista de México que derivaran en la consolidación de nuestra cultura culinaria mestiza. Cada periodo tiene elementos y características peculiares:
·      Prehispánico: se basa en la fertilidad fundada en la tríada religiosa dioses-naturaleza-hombre. Su culinaria tiene alimentos base y otros cíclicos o de temporada, y su preparación es frugal.[1]
   Los usos y costumbres tienden hacia un protocolo complejo, ordenado y mesurado. Se practica de manera sistematizada el ayuno y el consumo controlado de diferentes alimentos y sustancias.[2]
·      Español: productos oriundos y adaptados por los españoles en la península antes de la conquista de México, según las formas propias de esa época. Los usos y costumbres gastronómicos europeos se caracterizaban por sus cuestionables prácticas de protocolo, la falta de higiene y de mesura en relación con el abuso de especias[3] y del consumo de ciertos alimentos.
·      Africano: todo un cúmulo de formas practicadas[4] por los esclavos[5] traídos a América[6] para la explotación de estas tierras por parte de los conquistadores. Entre las primeras tres influencias de la gastronomía mexicana debe incluirse necesariamente la gastronómica africana.
Entre la influencia africana cabría anotar las formas del consumo del alcohol,[7] el uso de cocinas abiertas que posteriormente practicarían nuestros campesinos, también el consumo de carne seca y los alimentos que se preparan para la celebración de fiestas y carnavales,[8] muchos de los cuales se festejan en la actualidad, y finalmente todos los saberes mezclados e integrados que darán origen a la culinaria conventual del siglo XVI y que hoy, en su mayoría, representa nuestra cocina tradicional.[9]
·      Novohispano: es el de mayor representatividad pues en esta época se dieron las condiciones para la innovación culinaria y repostera que dejó como legado parte de la cocina tradicional mexicana y el servicio de los primeros caterings[10] en México, esto es, la cocina conventual.
Las prácticas culinarias de las haciendas también fueron relevantes para el arraigo de nuestra cocina tradicional.
·      Europeo: otra influencia significativa para la gastronomía mexicana es la de origen francés, primero con la llegada de Maximiliano de Habsburgo y posteriormente durante la dictadura de Porfirio Díaz, quien sin ser francés estimuló los usos y costumbres gastronómicos de ese país en el nuestro.
Esta primera clasificación engloba de manera general las influencias permanentes tanto en el tipo de cocina casera como en la alta cocina mexicana que se practica en la actualidad, como podremos observar más adelante.
Continúa en: https://ungranodefrijolymaiz.blogspot.com/2014/02/
 
FUENTES
Bibliografía
El Pequeño Larousse ilustrado, México: Larousse, 2005.
Myhrbold, Nathan, Modernist Cuisine, el arte de la cocina, vol. 1, Historia y Fundamentos, Colonia-Nueva York: Taschen, 2011.
Velázquez, María Eliza y Gabriela Iturralde Nieto, Afrodescendientes de México, historia de silencio y discriminación, México: Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación e Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2002.
Hemerografía
Gutiérrez, Hortensia, “Ancestros vegetarianos,” Información en Movimiento, Ciudad de México, 5-10-2013.
Electrónica
Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, Haití, un tesoro gastronómico del Caribe, Sazonando tus oídos, Radio Mente Abierta y Universidad del Claustro de Sor Juana, México, 2013, p. 1, en <http://www.radiomenteabierta.com/sazonando/?p=1407> (5-01-2014).

Cítanos, por nuestro derecho de autor:
 “Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “Definición de la gastronomía mexicana”, I parte, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2014, < http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>”



[1] No consideramos los banquetes de Moctezuma y sus iguales puesto que representan la minoría de la población y en vista de que “mediante un análisis químico e histórico realizado a 40 osamentas de personas que vivieron hace 400 años, se constató que la dieta que tenían [la gran población] era básicamente maíz y vegetales, en tanto que la carne de vaca les parecía de mal sabor y era muy cara, [aunque] sí comían carne como pescado y aves de corral, como el guajolote, [perro] y otro tipo silvestre”, Gutiérrez, Hortensia, “Ancestros vegetarianos,” Información en Movimiento, p. 15.
[2] Entre estos alimentos destacan el consumo de pulque, las flores (o sus aromas, como parte del ritual gastronómico, según Sahagún), la carne de los sacrificios, el consumo del cacao, de psicotrópicos y quizá del tabaco, entre otros posibles.
[3] Recordemos que la búsqueda de nuevas rutas de comercio para las especias fue el motivo principal del viaje de Cristóbal Colón que culminó con el descubrimiento de América.
[4] África es la cuna de la humanidad; en las costas del sur de ese continente los estudiosos creen que se consumieron frutos del mar, como los ostiones, y que fueron éstos los que hicieron posible la evolución del cerebro hasta lograr la conformación de la especie humana. Esto implica el desarrollo de técnicas básicas culinarias para el consumo de proteína de origen animal, tanto de la tierra como del mar.
[5] “Gran parte de las personas africanas esclavizadas llegaron a la Nueva España por este puerto [Veracruz] y, si bien no todas se quedaron en esa región, muchas fueron destinadas a trabajos en las haciendas azucareras de Córdoba y Xalapa, a las actividades de ganadería en Sotavento y en las ciudades a oficios como el servicio doméstico y, de manera destacada, a las milicias de pardos y mulatos”, Velázquez, María Eliza y Gabriela Iturralde Nieto, Afrodescendientes de México, historia de silencio y discriminación, p. 26.
[6] El tema de la influencia africana en México es un punto que desarrollaremos en su momento desde la perspectiva gastronómica, pues se considera una asignatura pendiente en nuestro ámbito. Cabe señalar que la poca información al respecto dificulta el desarrollo de este tema, ya que pareciera que esos hombres y mujeres desaparecieron por completo de la conformación de nuestra nacionalidad y a que no hay un registro oficial de esta población en nuestro país.
[7] “Es interesante mencionar que la costumbre del alcohol de palma, conocido como tuba, es muy popular en la región; al parecer esta práctica procede de Filipinas y llegó a la zona a través de la Nao de China; no obstante, llama la atención que en varias culturas de África occidental y central sea una tradición vigente hasta el día de hoy”, Velázquez, María Eliza y Gabriela Iturralde Nieto, op. cit., p. 24.
“[Otro] ejemplo del sincretismo de todos los elementos que convergen en la gastronomía [...] es el ron, que se caracteriza por ser una bebida nacida en la tragedia, ya que fue utilizada como moneda de cambio en la compra de esclavos africanos y, por otro lado, [era] el remanso para el dolor de los esclavos, que después de largas jornadas de explotación en los ingenios azucareros obtenían a cambio un tanto de ron, que les abría la puerta del inconsciente para fundirse a través de la danza y el canto con la libertad de sus almas, mas no la de sus cuerpos”, Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, Haití un tesoro gastronómico del caribe, en <http://www.radiomenteabierta.com/sazonando/?p=1407>.
[8] Es evidente la influencia de la música africana en México, y hay especialistas que aseguran que existe una influencia de hasta un 60 por ciento en lo que ahora llamamos música mexicana.
7 “Los centros de trabajo, como las cocinas, los talleres gremiales, conventos y haciendas fueron lugares que también propiciaron intercambios personales y encuentros amorosos [con hombres y mujeres de origen africano]”, Velázquez, María Eliza y Gabriela Iturralde Nieto, op. cit., pp. 68-69.
[10] Según la definición del diccionario, “el catering puede ser definido como el servicio que ofrece un determinado tipo de comida en eventos de diferentes características. Para ser servido propiamente, el catering debe siempre ser contratado con anterioridad de modo que tanto los clientes como los profesionales del área puedan acordar las opciones de alimentos a servir, la cantidad, el costo y otros elementos relativos a la cuestión”, El Pequeño Larousse ilustrado.

viernes, 14 de febrero de 2014

RESTAURACIÓN GASTRONÓMICA

II PARTE: RESTAURACIÓN GASTRONÓMICA
Martha Gabriela Bayardo Ramírez

Continúa: Otro concepto que debe revisarse con respecto a nuestro tema central es el de la restauración gastronómica, definida por la Real Academia Española como la “actividad de quien tiene o explota un restaurante”;[1] por ello, restaurar es la intención que justifica el origen de un restaurante, a pesar de que esa intención se trastoque con otras distintas a la inicial. Otro referente es la concepción de Brillat Savarin, que habla de la restauración de la siguiente manera:

El establecimiento se llama fonda u hostería y el que lo dirige fondista u hostelero. Se designa con la palabra lista el índice de los manjares con los respectivos precios y se denomina cuenta el importe de la cantidad de viandas entregadas con sus precios correspondientes.
Las palabras francesas restaurant y restauranteur, que traducimos por fonda u hostería y fondista u hostelero, carecen de versión exacta española, porque la significación francesa da a entender el sitio donde se come a cualquier hora, y nuestras voces castellanas declaran con los términos apuntados casas públicas donde, además de comida, se da hospedaje. Figón y bodegón denotan en castellano la casa, sitio o tienda donde se guisan y venden cosas ordinarias.[2]

El término se utilizó para denominar las casas de comida en Francia. Según esta versión, un mesonero llamado Boulanger (1765), al inaugurar la que se podría considerar la primera casa de comidas en la calle de Poulies, en París, colocó una leyenda en la entrada que rezaba en latín: “Venite ad me vos qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos”, que al castellano podríamos traducir así: “Venid a mí todos los de estómago cansado y yo os lo restauraré”. De esa última palabra derivaría el término restaurante.[3]
En el presente texto, entenderemos la restauración gastronómica como el servicio de facilitar y promover un encuentro entre las personas que buscan satisfacer algunas de sus necesidades primordiales, pero también intelectuales, afectivas y espirituales, a través de consumir y compartir alimentos y bebidas.
Nuestra primera referencia respecto de la restauración son las experiencias familiares o íntimas con amigos a la hora de la comida; por esa razón revisaremos algunos elementos de la restauración hogareña que ha planteado la vocación de la ama de casa.

La vocación del ama de casa en la restauración gastronómica
·      Valora su trabajo: sabe la repercusión que tienen sus acciones en los demás.
·      Afirma un bien común: lo que hace es con la intención amorosa de ofrecer bienestar.
·      Tiene claro sus recursos materiales y los explota buscando siempre calidad.
·      En la relación no hay estándares: escucha los gustos de cada convidado con la intención de satisfacerlo.

Éstas son tan sólo algunas de las actitudes y habilidades que se debieran considerar en el ámbito profesional de la gastronomía —sobre todo ahora que el oficio del ama de casa de tiempo completo podría estar en peligro de extinción—, pues es lo que indica nuestro primer referente al constituir nuestro bagaje gastronómico.
Una posible perspectiva de la labor del restaurador gastronómico profesional es concebir su labor como un director de la percepción del comensal para crear una sinergia sensorial, emotiva, reflexiva o espiritual al facilitar o promover la experiencia gastronómica en él. “Dado que el rito gastronómico se basa en el fuego, conserva, como la cerámica, algún parentesco con la magia y la imprevisibilidad del resultado, aunque se produzca a partir de ingredientes fijos y programados: dos bacalaos al pilpil jamás son exactamente iguales entre sí, ni dos oreilles à la belle Aurora”.[4]
Asimismo, la restauración no necesariamente es un hecho gourmet, desde el punto de vista de Vázquez Montalbán, quien define al gourmet como

Un crítico cultural in pectore, firmó, pues, una vanguardia orientadora del gusto en la parcela que precisamente da sentido a la palabra gusto. Como institución, nace y se instala en los siglos XVIII y XIX, paralelamente a la institución de la crítica en todas las manifestaciones de la creatividad. En nombre de un ritual aparentemente inocente, el gourmet convierte en delicadeza actos de crueldad que puedan extremar la futura sensación de placer en el paladar.[5]

El concepto de restaurar gastronómicamente puede llegar a alcanzar sofisticados estratos de conducta humana por su grado de dominio de diferentes saberes, pues una de las tareas de mayor complejidad en cuanto a la capacidad de construir las condiciones para crear el espacio “extracotidiano” que se “abre” dentro de lo cotidiano y lo ordinario, con la posibilidad de revelarnos a la conciencia “algo genuino de nuestra verdadera naturaleza”, se da a través del ritual entre el ser humano en su medio ambiente y la cultura propia de los alimentos.
Por ello, el director de la percepción del comensal o restaurador gastronómico administra los elementos tangibles e intangibles que detonarán los estímulos —sensoriales, afectivos e intelectuales— del comensal hacia puntos subjetivos como el gusto, la fantasía o la evocación con la intención de propiciar una experiencia en la que los individuos resignifiquen su humanidad.
Para propiciar la experiencia gastronómica es indispensable tener la capacidad de ofrecer las condiciones que crean bienestar en el comensal, así como la de desarrollar diferentes estratos de conocimiento en los niveles técnico, de habilidades y actitudes.

Las labores de cocina y las de restauración son distintas, requieren de personas diferentes, [...] el restaurador debe amar su profesión, conocer la gastronomía, saber trabajar en la cocina, y también en la sala, conocer los gustos y los nombres de sus clientes y en qué época puede comprar determinado producto y en cuál no. Debe ser un poco empresario, un poco gastrónomo, un poco cocinero, y muy relaciones públicas, capaz de sobrellevar con gracia situaciones difíciles, buen maestro y director de su equipo.[6]

En el siguiente cuadro se propone en forma esquemática algunas de las habilidades y actitudes del gastrónomo profesional en términos de su capacidad restauradora.
Habilidades
Actitudes
Poseer un establecimiento que sea digno para consumir y compartir alimentos.
Interés franco por el bienestar de las personas.
Crear una relación cordial y personalizada con los comensales.
Servicio que se traduzca en cuidar a los comensales para que no se distraigan en detalles incómodos y disfruten de la experiencia de compartir la mesa.
Ofrecer productos de calidad y preparaciones adecuadas.
Aceptación y apertura hacia los gustos de los comensales para adecuar las recetas y el servicio en el momento, sin sacrificar la calidad.
Manejo de técnicas y protocolo adecuados al tipo del concepto gastronómico que se ofrece.
Ofrecer apoyo a los comensales para que disfruten sus alimentos de manera digna.

Estas habilidades y actitudes podrían ser un referente para aquellos que tienen un negocio que busca ofrecer un verdadero servicio gastronómico y dejar de vender alimentos y bebidas sin una intención restauradora. Son muchos los negocios que venden alimentos y bebidas, pero pocos son los que ofrecen un servicio restaurador.
FIN

FUENTES
Bibliografía
Brillat Savarin, J.A., Fisiología del gusto, Prólogo de Néstor Luján, Barcelona: Óptima, 2001.
Vázquez Montalbán, Manuel, Contra los gourmets, Barcelona: Mondadori, 2002.
Villegas Becerril, Almudena, Saber del sabor, Manual de cultura gastronómica, Córdoba, España: Almuzara, 2008.
Fuentes electrónicas
Real Academia Española, “Restauración”, en http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=tMEhYK41MDXX2KKKu3PW (04-12-2013).


Cítanos, por nuestro derecho de autor:

 “Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “La restauración gastronómica”, II parte, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2014, < http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>”





[1] Real Academia Española, “Restauración”.
[2] Brillat Savarin, J.A., Fisiología del gusto, p. 209.
[3] La cita anterior fue realizada por el sommelier, experto en servicio de mesa, etiqueta y protocolo Pedro López Robles, a quien se le puede localizar en lopezptr@hotmail.com
[4] Vázquez Montalbán, Manuel, Contra los gourmets.
[5] Ídem.
[6] Villegas Becerril, Almudena, Saber del sabor, Manual de cultura gastronómica, p. 104.

lunes, 3 de febrero de 2014

LA RESTAURACIÓN GASTRONÓMICA


I PARTE: LA RESTAURACIÓN GASTRONÓMICA


Martha Gabriela Bayardo Ramírez


Gastronomía

Abordar el tema del quehacer de la restauración gastronómica conlleva destacar algunas de las habilidades y actitudes implicadas en esta actividad. Por ello, en este texto se reflexiona acerca de algunos conceptos involucrados con esta cuestión.
Primero, por gastronomía[1] entendemos la relación que establece el ser humano con los alimentos y las bebidas, el medio ambiente y la cultura.

I. Esquema de los aspectos que conforman la gastronomía[2]



Actualmente, el entorno es más que la geografía del lugar, dado el desarrollo del hombre en diferentes ámbitos que infieren directa o indirectamente en la relación anteriormente señalada, algunas de estas disciplinas fácticas, son:

·     Ciencias naturales: geografía, biología, agronomía, nutrición, ciencias de los alimentos, entre otras.

·  Ciencias humanísticas: antropología, historia, sociología, economía, derecho, política, psicología, como otras tantas.

Estos factores del entorno y la cultura están implicados en la relación entre el ser humano y el alimento, y definen lo que comemos, por qué lo comemos, cómo lo comemos y con quién lo comemos.[3]

Una vez especificado lo anterior podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Actualmente cuál es el factor que tiene mayor influencia en las decisiones de lo que comemos y bebemos? Evidentemente la respuesta implica varias causas según la peculiaridad multifactorial y los diversos enfoques que no permiten concluir una definición de gastronomía.

Asimismo, la gastronomía es una expresión cambiante de la conducta, no sólo por la perspectiva desde la que se estudie, pues ésta ha sido un reflejo de la evolución del ser humano, por lo tanto, esta disciplina “tiene una lógica histórica y una estructura sociológica que refleja la sociedad que la contempla”.[4]

Una vez llegado a este punto, pretendemos realizar otra propuesta sobre el significado de la gastronomía, como el conjunto de saberes y normas creadas que representan la evolución de la cultura de los hombres nativos de una región expuestos al intercambio cultural con los de otras tierras, lo que ha llevado a unos y a otros, a escoger y producir los alimentos convenientes e identificar las formas provechosas y efectivas para su conservación, su preparación en los diferentes platillos y bebidas, así como también las convenciones del protocolo que se establece para relacionarse con otros al consumir y compartir estás preparaciones estableciendo usos y costumbres que le dan identidad a un pueblo.

Por otro lado, es común escuchar afirmaciones en el sentido de que la gastronomía es un arte o una ciencia, y aunque una u otra puedan ser factibles no necesariamente son certeras, pues se puede presuponer que eso dependerá de la forma en la cual se aborde la gastronomía.

En su acepción general el arte es “virtud, disposición y habilidad para hacer algo”,[5] pero como expresión de una “visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado”[6] por medio de una evocación llamada obra de arte, realizada por artistas que utilizan conocimientos de su propio ámbito, podemos discernir que la gastronomía intrínsecamente no es tal, y quizá no sea necesario justificar su valor equiparándola con tal virtud o don, pues en sí misma ha existido y tiene una razón de ser que ha permitido su desarrollo sin necesidad de ser concebida como arte.

Aún más, quizá se nos olvida que antes de haber conceptualizado a la gastronomía, ésta ya existía y que fue en su territorio en dónde se generó la primera fuente de conocimiento que nos permitió volvernos seres humanos. La gastronomía debe ser una afirmación de nuestra especie y de la vida. 

Por otro lado, si se plantea la ciencia desde una perspectiva coloquial, se puede concebir que ésta es una habilidad o maestría con respecto a un conjunto de conocimientos en una materia específica, pero formalmente se debe considerar su rasgo más relevante como el “conjunto de conocimiento obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales”,[7] y ese menester es realizado generalmente por científicos.

Por eso, la gastronomía es practicada por el ser humano sin ser necesariamente un artista o un científico, aunque el gastrónomo aplica sus múltiples saberes para diseñar o estudiar la relación del ser humano con los alimentos.

Esto no significa que nuestro ámbito no pueda llegar a ser abordado por artistas y científicos e integrar diversos conocimientos, dada su naturaleza multidisciplinar. También puede ser recreada desde los ámbitos religioso, económico o político y ser parte de éstos. Así, la gastronomía tiene su propia justificación y es tan valiosa como cualquier fuente de conocimiento.

También debe señalarse que la función del gastrónomo en la actualidad es la de crear líneas claras que ayuden a desentrañar la relación del hombre con los alimentos y bebidas de forma funcional y dar respuesta a las necesidades de la sociedad contemporánea, de ahí que actualmente existan programas de estudio con perspectivas multidisciplinarias.[8]

Podemos aseverar, definitivamente, que en gastronomía nada está escrito en su totalidad, lo cual la hace una “tierra fértil” para el conocimiento, pues el ser humano puede seguir proyectándose en su relación con los alimentos.

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FUENTES
Pérez Barrera, Velvet Alejandra, Apuntes del programa de estudio de la asignatura, Historia de la gastronomía mexicana 1870-siglo XXI, del Programa de Estudios Semestral de la Licenciatura de Gastronomía de la Universidad del Claustro de Sor Juana, s.e., México, 2012.

Bibliografía
Vázquez Montalbán, Manuel, Contra los gourmets, Barcelona: Mondadori, 2002.
Villegas Becerril, Almudena, Saber del sabor, Manual de cultura gastronómica, Córdoba, España: Almuzara, 2008.

Electrónicas
Real Academia Española, “Arte”, en http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=tMEhYK41MDXX2KKKu3PW (04-12-2013).
Real Academia Española, “Ciencia”, en http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=tMEhYK41MDXX2KKKu3PW (04-12-2013).

Citanos, por nuestro derecho de autor:
 “Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “La restauración gastronómica”, I parte, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2014, < http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>”



[1] Definición de la Real Academia Española: Gastronomía (del griego γαστρονομα); 1. f. Arte de preparar una buena comida; 2. f. Afición a comer regaladamente. Aunque cabe señalar que actualmente la nueva generación de gastrónomos tendrá que establecer definiciones o parámetros para definir su área de estudio, dado que las definiciones formales no alcanzan a cubrir su labor debido a que estas definiciones están más dirigidas a definir a un gourmet, lo cual se puede observar en la definición anterior.
[2] Pérez Barrera, Velvet Alejandra, Apuntes del programa de estudio de la asignatura, Historia de la Gastronomía Mexicana 1870-siglo XXI.
[3] Esto le ha permitido al ser humano saber sobre sí mismo, por ello no es de sorprender que se estudie esa relación desde diversas perspectivas disciplinarias.
[4] Vázquez Montalbán, Manuel, Contra los gourmets.
[5] Real Academia Española, “Arte”.
[6] Ídem.
[7] Real Academia Española, “Ciencia”.
[7] Ídem.
[8] Ejemplo de ello es la carrera de Gastronomía que se imparte en la Universidad del Claustro de Sor Juana —en la Ciudad de México— desde 1996.