viernes, 14 de febrero de 2014

RESTAURACIÓN GASTRONÓMICA

II PARTE: RESTAURACIÓN GASTRONÓMICA
Martha Gabriela Bayardo Ramírez

Continúa: Otro concepto que debe revisarse con respecto a nuestro tema central es el de la restauración gastronómica, definida por la Real Academia Española como la “actividad de quien tiene o explota un restaurante”;[1] por ello, restaurar es la intención que justifica el origen de un restaurante, a pesar de que esa intención se trastoque con otras distintas a la inicial. Otro referente es la concepción de Brillat Savarin, que habla de la restauración de la siguiente manera:

El establecimiento se llama fonda u hostería y el que lo dirige fondista u hostelero. Se designa con la palabra lista el índice de los manjares con los respectivos precios y se denomina cuenta el importe de la cantidad de viandas entregadas con sus precios correspondientes.
Las palabras francesas restaurant y restauranteur, que traducimos por fonda u hostería y fondista u hostelero, carecen de versión exacta española, porque la significación francesa da a entender el sitio donde se come a cualquier hora, y nuestras voces castellanas declaran con los términos apuntados casas públicas donde, además de comida, se da hospedaje. Figón y bodegón denotan en castellano la casa, sitio o tienda donde se guisan y venden cosas ordinarias.[2]

El término se utilizó para denominar las casas de comida en Francia. Según esta versión, un mesonero llamado Boulanger (1765), al inaugurar la que se podría considerar la primera casa de comidas en la calle de Poulies, en París, colocó una leyenda en la entrada que rezaba en latín: “Venite ad me vos qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos”, que al castellano podríamos traducir así: “Venid a mí todos los de estómago cansado y yo os lo restauraré”. De esa última palabra derivaría el término restaurante.[3]
En el presente texto, entenderemos la restauración gastronómica como el servicio de facilitar y promover un encuentro entre las personas que buscan satisfacer algunas de sus necesidades primordiales, pero también intelectuales, afectivas y espirituales, a través de consumir y compartir alimentos y bebidas.
Nuestra primera referencia respecto de la restauración son las experiencias familiares o íntimas con amigos a la hora de la comida; por esa razón revisaremos algunos elementos de la restauración hogareña que ha planteado la vocación de la ama de casa.

La vocación del ama de casa en la restauración gastronómica
·      Valora su trabajo: sabe la repercusión que tienen sus acciones en los demás.
·      Afirma un bien común: lo que hace es con la intención amorosa de ofrecer bienestar.
·      Tiene claro sus recursos materiales y los explota buscando siempre calidad.
·      En la relación no hay estándares: escucha los gustos de cada convidado con la intención de satisfacerlo.

Éstas son tan sólo algunas de las actitudes y habilidades que se debieran considerar en el ámbito profesional de la gastronomía —sobre todo ahora que el oficio del ama de casa de tiempo completo podría estar en peligro de extinción—, pues es lo que indica nuestro primer referente al constituir nuestro bagaje gastronómico.
Una posible perspectiva de la labor del restaurador gastronómico profesional es concebir su labor como un director de la percepción del comensal para crear una sinergia sensorial, emotiva, reflexiva o espiritual al facilitar o promover la experiencia gastronómica en él. “Dado que el rito gastronómico se basa en el fuego, conserva, como la cerámica, algún parentesco con la magia y la imprevisibilidad del resultado, aunque se produzca a partir de ingredientes fijos y programados: dos bacalaos al pilpil jamás son exactamente iguales entre sí, ni dos oreilles à la belle Aurora”.[4]
Asimismo, la restauración no necesariamente es un hecho gourmet, desde el punto de vista de Vázquez Montalbán, quien define al gourmet como

Un crítico cultural in pectore, firmó, pues, una vanguardia orientadora del gusto en la parcela que precisamente da sentido a la palabra gusto. Como institución, nace y se instala en los siglos XVIII y XIX, paralelamente a la institución de la crítica en todas las manifestaciones de la creatividad. En nombre de un ritual aparentemente inocente, el gourmet convierte en delicadeza actos de crueldad que puedan extremar la futura sensación de placer en el paladar.[5]

El concepto de restaurar gastronómicamente puede llegar a alcanzar sofisticados estratos de conducta humana por su grado de dominio de diferentes saberes, pues una de las tareas de mayor complejidad en cuanto a la capacidad de construir las condiciones para crear el espacio “extracotidiano” que se “abre” dentro de lo cotidiano y lo ordinario, con la posibilidad de revelarnos a la conciencia “algo genuino de nuestra verdadera naturaleza”, se da a través del ritual entre el ser humano en su medio ambiente y la cultura propia de los alimentos.
Por ello, el director de la percepción del comensal o restaurador gastronómico administra los elementos tangibles e intangibles que detonarán los estímulos —sensoriales, afectivos e intelectuales— del comensal hacia puntos subjetivos como el gusto, la fantasía o la evocación con la intención de propiciar una experiencia en la que los individuos resignifiquen su humanidad.
Para propiciar la experiencia gastronómica es indispensable tener la capacidad de ofrecer las condiciones que crean bienestar en el comensal, así como la de desarrollar diferentes estratos de conocimiento en los niveles técnico, de habilidades y actitudes.

Las labores de cocina y las de restauración son distintas, requieren de personas diferentes, [...] el restaurador debe amar su profesión, conocer la gastronomía, saber trabajar en la cocina, y también en la sala, conocer los gustos y los nombres de sus clientes y en qué época puede comprar determinado producto y en cuál no. Debe ser un poco empresario, un poco gastrónomo, un poco cocinero, y muy relaciones públicas, capaz de sobrellevar con gracia situaciones difíciles, buen maestro y director de su equipo.[6]

En el siguiente cuadro se propone en forma esquemática algunas de las habilidades y actitudes del gastrónomo profesional en términos de su capacidad restauradora.
Habilidades
Actitudes
Poseer un establecimiento que sea digno para consumir y compartir alimentos.
Interés franco por el bienestar de las personas.
Crear una relación cordial y personalizada con los comensales.
Servicio que se traduzca en cuidar a los comensales para que no se distraigan en detalles incómodos y disfruten de la experiencia de compartir la mesa.
Ofrecer productos de calidad y preparaciones adecuadas.
Aceptación y apertura hacia los gustos de los comensales para adecuar las recetas y el servicio en el momento, sin sacrificar la calidad.
Manejo de técnicas y protocolo adecuados al tipo del concepto gastronómico que se ofrece.
Ofrecer apoyo a los comensales para que disfruten sus alimentos de manera digna.

Estas habilidades y actitudes podrían ser un referente para aquellos que tienen un negocio que busca ofrecer un verdadero servicio gastronómico y dejar de vender alimentos y bebidas sin una intención restauradora. Son muchos los negocios que venden alimentos y bebidas, pero pocos son los que ofrecen un servicio restaurador.
FIN

FUENTES
Bibliografía
Brillat Savarin, J.A., Fisiología del gusto, Prólogo de Néstor Luján, Barcelona: Óptima, 2001.
Vázquez Montalbán, Manuel, Contra los gourmets, Barcelona: Mondadori, 2002.
Villegas Becerril, Almudena, Saber del sabor, Manual de cultura gastronómica, Córdoba, España: Almuzara, 2008.
Fuentes electrónicas
Real Academia Española, “Restauración”, en http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=tMEhYK41MDXX2KKKu3PW (04-12-2013).


Cítanos, por nuestro derecho de autor:

 “Bayardo Ramírez, Martha Gabriela, “La restauración gastronómica”, II parte, Sobre los fogones de México, Distrito Federal, 2014, < http://ungranodefrijolymaiz.blogspot.mx/>”





[1] Real Academia Española, “Restauración”.
[2] Brillat Savarin, J.A., Fisiología del gusto, p. 209.
[3] La cita anterior fue realizada por el sommelier, experto en servicio de mesa, etiqueta y protocolo Pedro López Robles, a quien se le puede localizar en lopezptr@hotmail.com
[4] Vázquez Montalbán, Manuel, Contra los gourmets.
[5] Ídem.
[6] Villegas Becerril, Almudena, Saber del sabor, Manual de cultura gastronómica, p. 104.

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